“En Córdoba, generalmente a los artistas los escuchan cuando vuelven”
El nombre de Julio Gambero ya trasciende los límites de la provincia de Córdoba. Sus pinturas se han expuesto en todo el país y en Europa. Pero, como tantos otros casos, su talento parece no encontrar el debido reconocimiento en su propio pago chico. Una escalera que conduce a una puerta suspendida. La intersección de dos paredes que delimitan un afuera. Una silla que flota sin peso. Los trazos de una cara que puede no estar. Todos esos dibujos están presentes en los óleos del taller donde Julio Gambero recibe a PUNTAL.
Riocuartense, definido como comunicador visual más que como artista plástico, Gambero busca reflejar las cosas simples de la vida, echando una nueva mirada sobre aquellos espacios íntimos que habitualmente pasan desapercibidos para las urgencias de estos tiempos.
Cerca de los 30 años, y tras una década viviendo en la ciudad de Córdoba, el artista ya comienza a paladear un reconocimiento tan anhelado como necesario.
Sólo 96 horas antes de la entrevista seis de sus obras han sido presentadas en la Bellevoise , un centro cultural ubicado en París, Francia. Previamente, sus pinturas ya habían viajado por Buenos Aires, Tucumán y Chaco.
Paradójicamente, esas obras aún no cuentan con la debida difusión en el circuito cultural de la provincia. Se sabe, lo admite con un dejo de amargura, las miradas cordobesas suelen girar hacia lo autóctono sólo bajo la guía de las luces que llegan desde las metrópolis.
"Sorpresivo, como todo 2010"
- Hace pocas horas se acaba de inaugurar una exposición en París en la que se exhiben seis obras suyas.
- El lugar se llama Bellevilloise. Es un centro cultural que está en París. Me invitó a participar la galería Escarlata de Buenos Aires y ellos llevaron mi obra a París. Fue sorpresivo, como todo 2010 para mí. El año ha sido fructífero. Arranqué con un montón de cosas y, casi sin querer, con todo el trabajo y la gestión de algunas cosas, fueron apareciendo otras. Moverme por todos los lugares en que estuve, donde me atendieron bien, donde también me fui encontrando como un gestor cultural, como artista visual, trajo sus frutos. Y así llegué a la Bellevilloise. Y coincidió que ese día gente de Córdoba me invitó a un evento donde cruzamos la exposición de Córdoba con la de Francia. La misma noche se inauguraron ambas y se presentó un video donde se mostraba la obra de allá y algunas repercusiones.
- Previamente, ¿en qué otros lugares expuso?
- En San Miguel de Tucumán, en Resistencia y en varios lugares de Buenos Aires: las oficinas de Aeropuertos Argentina 2000 en Palermo, en el Aeroparque, en las galerías Santa Fe, en el Centro Cultural Borges, en el Palais de Glace. También participé de algunas muestras en Córdoba.
- En algunas de esas presentaciones usted menciona su condición de riocuartense de nacimiento. Sin embargo hace más de 10 años que vive en Córdoba. ¿Qué lo hace sentirse riocuartense aún?
- Hace muchos años que no vivo ahí y en realidad mi formación como adulto se dio en Córdoba. Pero todo mi origen, mis relaciones nostálgicas, están de Río Cuarto. En ese sentido soy riocuartense. Me aboco a la ciudad, me encanta visitarla, allí tengo toda mi familia, tengo muchos recuerdos que me ayudan a seguir avanzando en lo que voy haciendo. Volver allá es un plus para seguir.
- ¿En qué cosas ve reflejada su condición de riocuartense?
- Reflejado no sé, pero sí siento mucho la relación que tengo con mi familia, mis amigos de allá, cómo sus vidas han ido tomando un rumbo diferente por el contexto en el que están. Quiera o no es mi origen y estar allí me devuelve muchos recuerdos. También me inspira una fuerza de lucha para seguir adelante, hasta un modo simbólico de ir, que al mismo tiempo me hace volver… Sería la intención de conquista, de algún día volver y ayudar a la familia… Esa es la deuda que uno siente. Por otro lado pienso que mi vida sería otra si me hubiese quedado. Quizás sería comerciante o algo similar.
“Descubrir otras cosas de uno mismo y de su alrededor”
- Si bien la creación suelen obedecer a procesos inconscientes, ¿nota en su obra esos principios que tomó en su infancia?
- Sí. Yo trabajo la obra desde los espacios íntimos, minimalistas, perdidos. Entonces esas cosas están presentes todo el tiempo. En la medida en que crecemos, tenemos recuerdos de un momento particular, de personas particulares. Todo eso está en el desarrollo de la obra. Se ve reflejado mi futuro, mi presente y mi pasado.
- Habla de que su obra intenta reflejar espacios íntimos, minimalistas. Al respecto, usted ha dicho que su idea es reflejar lo simple, lo habitual, hacer presentes esos espacios en los que nos sentimos cómodos con nosotros mismos, pero que la vorágine cotidiana nos lleva a olvidar.
- Desde cualquier punto en que uno se pare para analizar algo, la complejidad de ese algo está dada por nosotros mismos. Si nosotros tuviésemos la posibilidad de pensarlo e inmediatamente resolverlo, lo convertiríamos en algo simple. Pero no es simple. Si pienso en compartir una cerveza, pienso también en que tengo que comprarla, para lo cual tengo que tener dinero, y para tener dinero tengo que trabajar, etc. Entonces aunque en realidad las cosas puedan ser mucho más simples, a la complejidad la vamos haciendo nosotros. Tenés esa dualidad entre lo simple y la racionalización de lo complejo.
Riocuartense, definido como comunicador visual más que como artista plástico, Gambero busca reflejar las cosas simples de la vida, echando una nueva mirada sobre aquellos espacios íntimos que habitualmente pasan desapercibidos para las urgencias de estos tiempos.
Cerca de los 30 años, y tras una década viviendo en la ciudad de Córdoba, el artista ya comienza a paladear un reconocimiento tan anhelado como necesario.
Sólo 96 horas antes de la entrevista seis de sus obras han sido presentadas en
Paradójicamente, esas obras aún no cuentan con la debida difusión en el circuito cultural de la provincia. Se sabe, lo admite con un dejo de amargura, las miradas cordobesas suelen girar hacia lo autóctono sólo bajo la guía de las luces que llegan desde las metrópolis.
"Sorpresivo, como todo 2010"
- Hace pocas horas se acaba de inaugurar una exposición en París en la que se exhiben seis obras suyas.
- El lugar se llama Bellevilloise. Es un centro cultural que está en París. Me invitó a participar la galería Escarlata de Buenos Aires y ellos llevaron mi obra a París. Fue sorpresivo, como todo 2010 para mí. El año ha sido fructífero. Arranqué con un montón de cosas y, casi sin querer, con todo el trabajo y la gestión de algunas cosas, fueron apareciendo otras. Moverme por todos los lugares en que estuve, donde me atendieron bien, donde también me fui encontrando como un gestor cultural, como artista visual, trajo sus frutos. Y así llegué a
- Previamente, ¿en qué otros lugares expuso?
- En San Miguel de Tucumán, en Resistencia y en varios lugares de Buenos Aires: las oficinas de Aeropuertos Argentina 2000 en Palermo, en el Aeroparque, en las galerías Santa Fe, en el Centro Cultural Borges, en el Palais de Glace. También participé de algunas muestras en Córdoba.
- En algunas de esas presentaciones usted menciona su condición de riocuartense de nacimiento. Sin embargo hace más de 10 años que vive en Córdoba. ¿Qué lo hace sentirse riocuartense aún?
- Hace muchos años que no vivo ahí y en realidad mi formación como adulto se dio en Córdoba. Pero todo mi origen, mis relaciones nostálgicas, están de Río Cuarto. En ese sentido soy riocuartense. Me aboco a la ciudad, me encanta visitarla, allí tengo toda mi familia, tengo muchos recuerdos que me ayudan a seguir avanzando en lo que voy haciendo. Volver allá es un plus para seguir.
- ¿En qué cosas ve reflejada su condición de riocuartense?
- Reflejado no sé, pero sí siento mucho la relación que tengo con mi familia, mis amigos de allá, cómo sus vidas han ido tomando un rumbo diferente por el contexto en el que están. Quiera o no es mi origen y estar allí me devuelve muchos recuerdos. También me inspira una fuerza de lucha para seguir adelante, hasta un modo simbólico de ir, que al mismo tiempo me hace volver… Sería la intención de conquista, de algún día volver y ayudar a la familia… Esa es la deuda que uno siente. Por otro lado pienso que mi vida sería otra si me hubiese quedado. Quizás sería comerciante o algo similar.
“Descubrir otras cosas de uno mismo y de su alrededor”
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